viernes, 25 de junio de 2010

23. No todos podemos ser Mozart

No hace mucho (el 18 de Junio de 2010) murió José Saramago. Me puse bastante triste cuando me enteré. Sobre todo porque con él no sólo moría un gran escritor, sino una persona con la cabeza muy bien amueblada.

Ví a José Saramago una vez en persona en la presentación de uno de sus libros y me cautivó su forma de pensar y de explicarse. Pienso que aquel hombre debería haber tenido pegado a su lado a un escribano que registrara todas las palabras que pronunció durante su vida para que no se perdieran. Así que cuando me enteré que había muerto no pude evitar ponerme a ver vídeos en internet de entrevistas a aquel sabio contemporáneo que nos ha dejado.

En una de sus entrevistas en internet, Saramago hablaba de la responsabilidad de los personajes públicos al expresar sus opiniones. Y me impactó una frase suya que decía al final de esa entrevista: "No tengo ningún cuidado con lo que digo. Por una razón muy sencilla: porque no digo más sino lo que yo pienso. Y eso es lo único que yo tengo para ofrecer".








Coincidió que justo el día antes de la muerte de Saramago yo estaba hablando con un estudiante que estaba empezando el doctorado en el departamento de Astronomía en el que trabajo y estuve dándole mi opinión sobre la carrera científica y de astrónomo en particular. Me sorprendió que, cuando acabamos con la conversación, el estudiante en cuestión me dio las gracias por aquella conversación porque, según decía él, mis palabras le habían servido mucho para tener las cosas más claras.

No es que quiera compararme con Saramago, ni que piense que mis opiniones sean tan lúcidas como las suyas. Pero sí que es verdad que su frase me hizo ver que yo, por el hecho que empezar a tener alguna que otra cana en las sienes, ya estoy empezando a poseer un pequeño arsenal de vivencias que de vez en cuando merece la pena sacar a pasear. Porque, como decía Saramago: "Es lo único que yo tengo para ofrecer". Me alucinó que, incluso después de muerto, Saramago aún tuviera tanto que enseñarme.

Así que, a modo de homenaje para Saramago, ahora quisiera hablaros de lo mismo que hablé con aquel estudiante. Si él dice que le sirvieron mis palabras, quizás a alguno de vosotros también les sirva. Mi memoria no es demasiado buena, así que no pretendo ahora reproducir nuestra conversación palabra por palabra. Me conformo con expresar la misma idea, aunque sea de otra forma.

El estudiante en cuestión estaba preocupado porque, ahora que empezaba su carrera de científico debía, según él, renunciar a todo aquello que le gustaba hacer en su tiempo libre (por ejemplo, hacer excursiones, tener novia, ...) y dedicarse por completo a la ciencia. Según mi punto de vista, el problema de aquel chico era que estaba demasiado acostumbrado a ver los científicos de las películas. Estos científicos de películas son supergenios que consideran su deber sacrificar su vida personal por la ciencia. Pocos de ellos tienen pareja, y los que tiene acaban rompiendo su relación porque les quita tiempo para descubrir los secretos del Universo.




Esta visión que da Hollywood ha hecho mucho daño. Bueno, también tiene sus cosas buenas. Mi familia está muy orgullosa de que un miembro de su família sea astrofísico. Seguro que piensan que soy un lumbreras. Es sólo cuestión de tiempo que descubra algo y me den el premio Nobel. Y ahí es donde digo que en el fondo que crean que eres un pequeño Einstein hace más daño que beneficio.

Cuando eres estudiante aspiras a ser ese supergenio que todos esperan. Pero en el fondo te conoces a tí mismo y sabes que no eres ningún genio (Bueno, si tú eres de los pocos genios que hay por ahí ruego que disculpes mis necias palabras y no hace falta que leas las tonterías que estoy escribiendo para la otra inmensa mayoría de los mortales). Así que empiezas a dudar de si eres capaz de ser científico, de sacarte la carrera, de ser doctor en Física, simplemente porque tu visión de lo que es un científico no cuadra con lo que tú eres, un ser humano normalito y con muchas ganas de salir con chicas. Así que mucha gente muy válida para ser científico no es capaz de superar ese escollo mental y acaba abandonando en algún punto del camino.

Aunque luego está el otro tipo de estudiante. Aquel que de verdad se cree un supergenio y que, tarde o temprano, se acaba defraudando a sí mismo y se convierte en el ser más infeliz del planeta.



Así que ahora me gustaría derrumbar esa idea de científicos que nos quieren hacer creer. Ser científico no tiene truco. Cualquiera que esté interesado es perfectamente capaz de lograr dedicarse a la ciencia. Es cierto que hay que ser buen estudiante, pero eso no creo que sea exclusivo de la carrera científica ni está únicamente reservado a los genios del planeta. Sólo debes ser capaz de tener curiosidad por el Universo y querer entenderlo aplicando el método científico. Para sacarte la carrera sólo hay que estudiar una asignatura y luego otra y otra hasta acabarla. Para hacer una tesis basta con mirar de resolver cada día pequeños problemas manteniendo la vista en resolver un problema más grande. Con constancia y tiempo todo es posible.

Tu objetivo si quieres ser científico no deberían ser los premios con nombre de cigarrillos, sino la satisfacción de entender (o ayudar a entender) la forma en la que funciona la naturaleza. Aún hoy me asombro de poder dedicarme a algo que me fascina tanto. Y, de verdad, si yo he logrado meterme en este mundo, tú eres perfectamente capaz de hacerlo también. No lo dudes. Ponle constancia y adelante. Yo no dudo en reconocer que no soy ningún Einstein. La ciencia también necesita Salieris . No todos podemos ser Mozart, ni falta que hace. Por cierto, ¿sabíais que fue una obra de Antonio Salieri, Europa Riconosciuta, la que inauguró el Teatro de La Scala de Milan en 1778?





4 comentarios:

  1. Preciosa reflexión. Estoy muy orgullosa de ti, de cómo eres tanto en lo personal como en lo profesional. Eres trabajador, responsable, constante y humilde en lo que haces. Y, para todos los que lean esto, me encanta poder decirlo en público pq ni estoy exagerando ni peloteando, estoy diciendo lo que ES. Personalmente me alegro mucho de que no abandonaras tu interés por las chicas para ser un científico de los de las pelis...;-)

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  2. Disculpas aceptadas. Estaba calculando los 100.000 primeros decimales del numero PI mentalmente y para descansar un poco he leido tu entrada. Como siempre brillante y genial!

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  3. Quien llena su vida de ocupaciones y aspiraciones superiores, letras, arte, ciencia, apostolado; quien vigila sus sentidos, quien aparta lo que mancha o perturba, quien selecciona y orienta sus pláticas, lecturas, amistades y actividades hacia la generosidad y la limpieza; quien emprende, en suma, la educación de la castidad, vence en su empeño.

    La pureza es perfectamente posible. La pureza es un hecho, pero un hecho glorioso que requiere hombría. No en balde nuestro egregio castellano la llama, en su plenitud, "entereza".

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  4. Gracias, muchas gracias.

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